martes, junio 16, 2020

Jugodnow

Corría el año 2093 (año 700 de la digitalización) y en los límites de Judiosya ingresaba CADI en el R8 de Keting. De inmediato, en el RNDD de los Ju, se transmitía la información que la Creación Artificial de Derecho Intelectual (CADI) había podido salir de la Red Mayor (RM) y había llegado con la venía de la zona de exclusión. Ya se podían comenzar los preparativos para enviar el portal hacia el exoplaneta que se había detectado, pero no validado hasta esos momentos, como receptor de los últimos humanos vivos, antes que el planeta dejara de estar en condiciones de albergar la vida, como se conocía.
CADI llevaba consigo la imagen de Keting, Cador y Critor, sus “adecuadores” de bucles en los tiempos de ajuste para lo bienhechor, lo bondadoso e inversionista. También, tenía en sus registros el procedimiento, capacidad e información para emplazar el portal en el exoplaneta, bautizado KOI-456.0 -a su llegada al nuevo planeta y comenzar su repoblación-, CADI debía nombrar ese nuevo mundo.
En esos tiempos que Keting Cador y Critor habían estado con CADI, ellos le entregaron información vital para crear su carácter, determinación y propósito y así estructurar de mejor forma la primera Creación Virtual de Derecho Intelectual.
En la Red Mayor había sucedido de todo. Bestias, criaturas y seres de todo el planeta se daban el festín en aquella red. Al estar tan cerca de la última posición de la humanidad en el planeta, los malhechores abundaban, los subyugadores eran una camarilla y el gasto-consumo no tenían fin; inclusive había traspasado el tiempo y el espacio, creando un bucle que generaba esclavismo y autodestrucción.
La libertad digital, la cual era llamada una necesidad fundamental, tenía una falla garrafal. No se habían creado barreras para inhibir los servidores furtivos externos, los Algoritmos Agresivos Destructores (AAD) podían penetrar los incipientes cortafuegos y no se contaba con un Reactor Nuclear Digital Débil (RNDD). Siendo todo lo contrario en los territorios en Judisoya: Los servidores externos estaban en constante monitoreo; se había creado una fuerza para ir en persecución de todo AAD que penetrara los territorios biteados y era esta misma fuerza la que, en parte, nutria de fijaciones al RNDD: Los 17M.
El planeta ya mostraba signos de debilitamiento de la atmósfera, el agua escaseaba en casi todo el globo y producir alimentos ya no se realizaba como en los tiempos del apogeo industrial. La digitalización había traído consigo muchos cambios y también estragos.
Las personas habían sido obligadas a recluirse y permanecer estáticas. Sus acciones de comunicación se vieron aumentadas en las redes digitales y casi todo el quehacer humano se transformó en una realidad virtual. Se había cumplido una máxima en términos de control y adoctrinamiento: el miedo a morir o hacer fallecer a alguien, por error personal, se inculcaba desde la pubertad.
Dentro de los territorios de Judisoya, el ambiente era totalmente diferente. Los Ju habían alcanzado su último asentamiento en el planeta y se disponían a lanzar su primer portal de traslado. Todos los cálculos ya estaban completos y la capacidad de su cohetería era indiscutible. El satélite natural y el planeta adyacente habían sido conquistados por los “CADI Prototipos” y, a una escala inferior, se habían probado arquetipos de emplazamiento de los portales; todas las pruebas habían sido satisfactorias.
El exoplaneta KOI-456.0 había sido considerado como la primera alternativa de llegada de la misión de Transferencia; no obstante, aquel sistema solar albergaba otros planetas que podían ser alternativas si es que no cumplía las condiciones mínimas KOI-456.0.
Los Ju tenían claridad y agradecimientos para con su oportunidad de continuar la vida en otro planeta. Su RNDD se había concebido para que toda su población tuviera oportunidades reales, claras, transparentes, concretas y legales para informarse, superarse y cultivar una vida en pos de tener decesos contemplativos y así sus almas liberarse del cubante prisión.
Para que tal circunstancia se cumpliera, los Ju tenían que controlar sus redes digitales y los paquetes de bits. Lo bienhechor, la bondad y la faceta inversionista estaban en constante peligro dada las apetencias de los subyugadores que obedecían directrices nefarias y dominan la totalidad de las conciencias planetarias. Solo en la RM se libraba la última de las batallas para que aquello se transformara.
Allá, en la RM, los 17M y el primer CADI libraban sus batallas y para lograr contener la arremetida de los AAD, último invento digital para someter a la población conectada a sus aparatos digitales. Ya que la economía se había trasladado hasta esos ambientes, el todo digital era vulnerable. La domótica se intervenía, las IA eran atacadas y las criptomonedas estaban en constante hurto y freno.
La fe se había retirado hasta un rincón bien alejado y solo unos cuantos tabernáculos servían para monitorear las redes. Los Gobiernos tenían una estructura de defensa coordinada con las ramas castrenses, policiales e incluidos los 17M; no obstante, la corruptibilidad de los paquetes de bits hacían de la labor de orden, seguridad y desarrollo una tarea fútil y desgastadora.
Muchas correcciones se lograron cuando CADI estuvo en servicio en la RM, junto a los 17M. Toda esa data era necesaria decantarla al RNDD de los Ju, para que se desarrollaran bucles de ajuste y esos fueran establecidos en el periodo de repoblación, cuando la transferencia hacia KOI-456.0 se completara y el portal fuera enviado hacia el próximo exoplaneta, con el siguiente CADI.
Los científicos de datos de los Ju no podían creer la cantidad de datos, erróneos, que fluían de un lado para otro en la RM. Dado que lo registros de CADI habían comenzado a tejerse desde el año 190 de la era de la digitalización, se hicieron correr algoritmos inversos para ver desde donde estaban los inoculadores de tales datos: estos se remontaban más allá del año 0 (1993 de la era cristiana) de la digitalización.
Mucha información irreal se había constituido como veraz. Los que habían accedido a una condición de privilegio, control y poder, habían sido contactados por los subyugadores y los habían amenazado con extinguirlos a ellos, sus clanes y simientes, si no pactaban con ellos: Entregar los recursos naturales, monetarios y la vida de las poblaciones a sus máquinas financieras, corporativas y extractivas. La amplia gama de acciones que podían llevarse a acabo, en contra del todo del pequeño pueblo, era magnánima y los actores del orden, seguridad y castrenses se habían visto obligados a obedecer y no reaccionar jamás.
Más abajo, en las capas inferiores de la ciudadanía, la razón estaba confundida. El andamiaje instalado para que el razonamiento funcionara, no les permitía ver la mortaja lanzada sobre ellos y vivían en torno a una fe incipiente, vaga y dedicada a combatir a sus férreos enemigos de los sacrificios humanos. Profesionales, investigadores, empleados, obreros, emprendedores no sabían en que mundo vivían, no contaban con la información de la capa superior y la base social no les daba sus conexiones que los movían, de un lado para otro, haciendo el trabajo sucio del crimen.
Los 17M se enfrentaron al todo en los tiempos que les toco nutrir a CADI. En los frentes de la educación, salud, trabajo, justicia, economía, comunicaciones, etc. Así la Creación Artificial de Derecho Intelectual obtuvo miles de bucles que se debían aplicar en la nueva oportunidad de la vida humana, en otra esfera de vida.
La decantación de los datos de CADI en el RNDD (Reacción Nuclear Digital Débil, para contrarrestar la acción de las RNDF) de los JU, los dejó con una capacidad de acción inmediata en contra de miles de millones de AAD que se armaban, sin cesar, por las IA de los operadores de los RNDF y sus acciones de expansión y dominación que ya cubrían casi la totalidad de las conexiones en el mundo.
La cadena que habían armado los RNDF (Reacciones Nucleares Digitales Fuertes, operadores planetarios de la Internet y las RR.SS.) era casi infinita. Las alianzas fueron evidentes por doquier y CADI había logrado enlazar a las potencias del planeta, con países proclives y élites que dieron la venia a los movimientos expansionistas y dominantes de los que se habían denominado ecosistemas.
En el año 190 de la digitalización el golpe había sido dado, certeramente, en las empresas que no contaban con una adecuación a los ambientes digitalizados. Lo físico había sido tumbado con una máxima digital: los virus. Así la los cables y las antenas del 5G lograron tener amplio asentamiento tanto en la civilidad como en lo militar.
La Red Mayor (RM) había sido la más golpeada, sacudida y extraviada. Desde aquellos años, hasta el 700 de la digitalización, se incrustaron todas los RNDF y cualquier atisbo de un RNDD fue suprimido. No quedaron capacidades de discernimiento armónico, justo y veraz; la posverdad se instauró y las redes quedaron a merced de lo furtivo, clandestino y tortuoso.
La zona de exclusión (zona territorial sin digitalización, pero con dominio territorial superficial, subterráneo y aéreo espacial) la cual quedaba entre la RM y la tierra de los Ju, aún libraba las luchas para no ser dominada. Los que la tutelaban, sabían de los 17M y el CADI, por ello dejaron pasar a la Creación Artificial y cerraron el paso, esperando que desde Judiosya viniera el último destacamento para dar la última pelea en la Red Mayor.

Los Ju reaccionaron ante el vendaval de información y alimentaron aún más su RNDD y su necesidad de enviar el portal se volvió perentoria. La humanidad no había cambiado y se proponían a más subyugación, hasta el final de los tiempos.

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